martes, 19 de julio de 2016

Cultura y Educación..E

Asistí a una reunión, de esas que se va por voluntad y no por obligación, bueno entre todos los asistentes diría formaba parte de un grupo pequeño, es más del resto de los presentes a la gran mayoría no conocía, tal vez a algunos de vista, así que los que se acercaban a saludar a los demás de mi pequeño grupo, aunque no los conocía me saludaban y bueno se preguntaban de sus temas entre éllos, de sus conocidos, de sus otros momentos que habían compartido y otras vivencias, me parecía bien, escuchaba en silencio, si había que reírse de alguna anécdota narrada y era buena, me reía y así fueron pasando varias personas...hola que tal...y tu que tal...después de cuanto tiempo etc., es decir todo normal, entre conocidos.
Luego llega un joven de unos treintantantos años o cuarenta, estábamos formados en medio círculo, yo estaba en el extremo izquierdo y empieza a saludar de derecha a izquierda, besitos y dada de mano, habían hombres y mujeres, pero llega a mi sitio y no me saluda, bueno algo no normal entre nosotros, de repente podría ser cuestión de cultura o que se yo, pero igual no me sentí afectado, total ni me conocía y no lo conocía, o tal vez ya me estoy desapareciendo y no me he dado cuenta o simplemente que  ya soy transparente.
Como soy observador, vi que había otro joven que iba a saludar a los demás grupos que se formaron y como que lo evitaban cuando se les acercaba, a pesar que me dio la impresión que era conocido para éllos.
Se apersonó a nuestro grupo, saludó a todos, me dio la mano, pero no lo integraron a sus conversaciones.
Así es que me pregunta...de donde eres?...de Perú le digo...agrega, me han dicho que es un país muy bonito, mucha naturaleza, bonitos paisajes, me gustaría conocer tu país, ojala se me de la oportunidad de conocerlo.
Bueno le confirmé todo lo que me habló, le agregué lo de los restos arqueológicos, de las playas, de la buena comida y me dice...si, si tenía esa información, sería una gozada conocer todo eso.
Bien, como se de lo fanáticos que son para el  fútbol, le pregunto de que equipo era hincha y empieza una descripción que me agradó, me hablaba con una pasión y yo le sonreía, a pesar que hablaba de un solo equipo, cuando para mi el buen fútbol no tiene equipo, no tiene camiseta, se luce solo, porque ha veces no siempre se gana jugando bien, pero te quedas con lo que disfrutas por la calidad de la exhibición brindada, me comentaba de su ídolo, que éllos eran los mejores, no le llevaba la contra, me contagiaba su entusiasmo y disfruté con él y entendía todas sus explicaciones y justificaciones con satisfacción y alegría.
Lo maravilloso de todo esto, es que tenía cierta discapacidad muy leve, casi imperceptible, que muy poco se notaba en la manera de expresarse y en su manera de razonar y actuar, era como estar compartiendo la emoción de un niño por el amor a su equipo preferido, simplemente no le llevas la contra, sino que dejas que lo disfrute y ya más adelante con los años, podrás discutirle o llevar la contra, pero en este caso no encajaba, sino que tienes la obligación de dejarlo que se sienta feliz, sobre todo porque tenía un sana pasión y positiva vocación por su equipo, es decir un hincha natural, no un forosforo como le dicen a los exagerados fanáticos por aquí, que no ven más allá de sus narices y solo existe un equipo de fútbol en el mundo capaz de jugar bien aunque juegue mal.
En resumen, por lo que hablaba el que no saludó se deducía que era un profesional, pero le faltaba lo que tenía este último chico, la educación natural, sincera, espontánea, sencilla...En fin como me centré en él me olvidé de los profesionales y disfruté de una conversación estupenda y cuando tocó retirarme salí motivado...me despedí de todos y el chaval agregó hay más que conversar...vale, vale le dije, ya nos volveremos a ver.      

No hay comentarios:

Publicar un comentario