lunes, 25 de agosto de 2014

De Perros...

Esta historia sucedió por allá pero me la contaron acá, la narró un colega que conocí por estos lares, pues al trabajar juntos y tener buena amistad, nos contábamos anécdotas y hacíamos bromas para alegrarnos y alegrar el ambiente, en fin, para no darle más lata, vamos al grano y asunto:
Uno de esos Domingo de los tradicionales fines Semana, estaba en casa con su Familia, cuando le tocan la puerta y le dicen que a su perro le estaban dando de palos, salió como flecha con velocidad a punto de batir un récord  mundial  y efectivamente a la distancia observó que el  vecino del frente un poco más allá, le daba sin compasión garrote tras garrote a su engreída mascota, de inmediato se lanzó contra el agresor y según cuenta  le quitó el arma contundente y los dos se agarraron a puño limpio, golpe para aquí, golpe para allá, salió la mujer del vecino y los dos contra él, llegó la esposa de mi amigo y se armó una de familia contra familia, los otros eran más, pero pleito es pleito y por esos lares como en todo sitio gana el que más golpes propina, salieron los demás vecinos a calmar el alboroto, porque lógicamente entre vecinos debe haber respeto y si se conocen de tiempo  aún más, los separaban y él le decía eres abusivo con un perro, porque no peleas como hombre, tal por cual eres un simple cobarde , se les escapaban a los vecinos y nuevamente a liarse a golpes, por las palabras ofensivas cargadas de un grueso calibre, que pretendían minimizar la valentía, fortaleza o atisbo de superioridad del rival.
Que había sucedido, que el vecino poseía una perrita de raza fina, muy bien cuidada, a la cual no dejaban salir, ni juntarse con los chuscos perros vecinos de baja calidad y estirpe del barrio, un día de esos estando en celo se escapó y se encuentra con el galán que desde  lejos ya le echaba el ojo cuando la sacaban por la ventana y pudiera mirar la calle, pues bien éste galancete encontró la oportunidad precisa y ni corto ni perezoso, nada que a primera vista, ni declaración de su sentido amor, pasó a la acción, desde luego contó con la aceptación y complacencia de la hermosa y elegante hembra y ambos felices actuaron,  pero ya saben que el proceso de culminación lleva su tiempo, lo cual lo convirtió en víctima de la intolerancia social, los celos desmedidos, influyó el nivel de bajeza que le correspondía por ser plebeyo, pero lo cierto que el vecino que en otras oportunidades había librado a su perra, esta vez no pudo ser, enfurecido, lo primero que hizo fue coger lo que encontró a su paso y a descargar su ira.
Lo cierto también es que en el tiempo que duraba el alboroto, la pareja canina se separó y se fue cada uno a su casa, sin que los humanos se dieran cuenta, ella dentro de lo suyo, el don Juan adolorido por la paliza recibida, pero feliz por haber sobrevivido y por el especial previo momento  disfrutado.
Agotados por la tensión física, mental y emocional, conducidos cada uno a sus hogares, ya metidos en sus casas,  el vecindario que había estado pendiente del espectáculo y participando activamente para que el agua no llegará al río, en este caso la sangre, se mataba de risa y sazonaba el asunto por el origen de semejante batalla campal, luego le iban agregando más detalles, por lo cual el tema se comentó durante varios días, luego la gracia de traerlo a colación aun varias semanas después y cada oportunidad que era propicia lo revivían.
Bueno a pesar de conocerse, las Familias dejaron hasta de saludarse, pasó el tiempo y nacieron varios perritos, uno exactamente igual al progenitor y los hijos de mi amigo se lo comentan, los padres no se hablaban, pero los niños, pues son niños y le dicen que le pida que le regale el perrito igual al macho, como el orgullo está primero, no quería y un día los niños se lo muestran y le asombró el parecido, se decidió tomó valor y fue donde el  vecino, sin importarle lo que pasara.
Tocó la puerta, el otro se sorprendió, desde luego, le pidió perdón por la torpeza, el vecino dijo que no había nada que perdonar que todo había pasado porque tenía que pasar y que tenían que actuar como personas civilizadas, luego le pidió le regalara el perrito y este le dijo: llévatelo porque cada vez que lo veo me acuerdo de la tremenda bronca…Los dos se rieron,  se dieron la mano y felices comentaron que el producto de la colosal pelea los había vuelto a unir…Ja Ja Ja
   


1 comentario:

  1. Lejos de nuestros barrios, que no recordamos y añoramos, nos damos ánimo contando historias que nos arranquen al menos una sonrisa, pues aunque no lo crean a muchos nos cuesta el asimilar o adaptarse a la nueva realidad.
    Indudablemente la nueva mascota por la fusión mejoró su raza, pero los colores los heredó exactamente del apaleado.

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